no dual, no dualidad

Muchos nos preguntan ¿qué significa no dual?, ¿qué es la dualidad y qué la no-dualidad? Hay una diferencia que parece sutil y esconde las dos grandes actitudes y por tanto formas de vivir, pensar y actuar de la humanidad desde el inicio de los tiempos.

Para la actitud no dual, el principio de polaridad comprende que la vida es movimiento y que este movimiento es cambio y transformación constante que se genera por la diferencia de carga, de potencial, entre el polo positivo y el negativo, como ocurre en una batería. No hay opuestos, sino complementarios, interdependientes, mutuamente generadores.

En cambio, para la actitud dual, esta polaridad se convierte en dualidad, en oposición, en lucha, en juicio de valor: uno de los dos polos es bueno, el otro malo. En este último caso es un atributo completamente humano (mental) que se asigna a lo que es un principio esencial de la vida, de la existencia, del universo.

La actitud dual escinde la unidad y paraliza la dinámica de la vida al elegir como buena una sola de las dos polaridades, dejando la otra relegada a ocupar el papel de mala. La actitud no dual integra ambas polaridades como necesarias para la dinámica natural de la vida.

Para las actitudes y visiones no duales, el universo en su conjunto y cada una de las cosas que lo componen siguen dos principios fundamentales de la vida y la existencia, el de la unidad y el de la polaridad.

Según el principio de la unidad todo es uno. No hay separación. Todo está profundamente conectado con todo. Hay unidad en la totalidad de la existencia. Hay continuidad, interconexión e interdependencia entre todos los niveles de la existencia. En cada parte está contenido el todo. Como es arriba es abajo. Todo lo que está aquí está en otra parte.

Según el principio de polaridad cualquier unidad está creada por una dinámica interna de dos polaridades. Todo fue creado en su origen y es generado en cada instante por la interacción de los dos principios fundamentales: los principios femenino y masculino, negativo y positivo. Toda materia, toda vida, está constituida y creada indisociablemente por ambos principios.

No hay día sin noche, ni noche sin día; en la noche está contenido el día, y en el día la noche, tal como representa el símbolo yin-yang. Pasa lo mismo con cualquier otra polaridad: cada polo implica su complementario. Nada existe sin su otro polo, que es a la vez su contrario, su complementario, su principio. Cada ser es uno y bipolar al mismo tiempo. Nada existe que no tenga ambos polos incorporados en su interior. Es decir cualquier cosa, cualquier ser, es la unión y está constituido al mismo tiempo por una relación particular de las polaridades femenina y masculina, pero también de todas las otras polaridades que existen: oscuridad-luz, seco-húmedo, belleza-fealdad, puro-impuro…

Por otro lado, cada polaridad tiene en su otro polo a su germen, su generatriz. Además, cada cosa, cada ser, se relaciona como yin o como yang con otras cosas, otros seres, según su propio equilibrio femenino-masculino. Los principios femenino y masculino no son términos absolutos, sino relativos. Por ejemplo, si vemos la sombra que proyecta un vaso de agua en una habitación iluminada con varias luces veremos que hay muchas sombras de distinta intensidad unas al lado de las otras. Las más oscuras son femeninas según la tradición y las más claras son masculinas. Sin embargo una sombra cualquiera puede ser femenina con respecto a otra más clara, pero masculina con respecto a otra más oscura. Son por tanto realidades relativas y no absolutas.

Algunos prefieren hablar de dualidad para referirse al principio de polaridad (no dual), y en cambio para referirse a la actitud separadora hablan de dualismo (dual). Para trazar una línea de claridad más nítida, nosotros hablamos de polaridad para el principio universal (no dual), y de dualidad o dualismo (dual) para hablar de la actitud separadora, dual, dualista, dualizante.

Atónimos: dual, dualidad

Vicen Montserrat